El trabajo “a éxito” de las consultorías es posible. Hacer milagros, no.
Son muchas las ocasiones en las que surge a los consultores se nos plantea esta situación y ¿Qué hacer? De entrada, hay un detalle que sólo citaré para no romper el tema del que quiero hablar, pero que es importante: ¿Por qué llamas a un consultor cuando estas en una situación tan crítica que poco más o menos que lo que le pides es un milagro? Llámanos en cualquier momento, sin compromiso, no nos comemos a nadie ni asaltamos las cuentas de las empresas, somos profesionales que disfrutamos poniendo todo nuestro potencial servicio del desarrollo, y lo que peor llevamos de esta profesión es que nos desaprovechen, que no nos expriman al máximo. Sí, sí, así es. Lo que no nos gusta es que lo que intenten sea exprimirnos en otro sentido y que trabajemos 24h al día, que trabajemos por honorarios que nos avergüence, y con la sobra de la duda de si seremos unos “encorbatados” que venimos de “listos” pero que estará por ver si sabemos en realidad de algo. Como en todo, la prevención es la mejor opción, antes que tener que recurrir a curas de emergencia. Dicho esto, pongámonos en un caso actual donde una empresa al borde de la quiebra te llama para que le salves la situación… Si la empresa está al borde de la quiebra… ¿Qué esperas cobrar? Si está al borde de la quiebra… ¿Qué espera la empresa de ti? A esas alturas de la película el tema tiene muy malas perspectivas, pero… aún así, ¡Superconsultor al rescate! Personalmente no me ponen nerviosos las situaciones difíciles, un punto que debe incluir el carácter de la persona profesional de la consultoría, y pese a mi insistencia de que es mejor prevenir… asumo que la cultura empresarial que he conocido en estos 20 años de oficio está aún en recurrir a nosotros cuando se agoniza y no antes… En mi caso, soy yo quien en ocasiones ofrece la alternativa del trabajo “a éxito” ya que considero adecuadas mis capacidades y adecuados mis recursos para asumir la tarea de resolver la situación de la empresa en cuestión y entiendo que si hay retrasos en pagos a proveedores, a personal laboral, suministros,… es inasumible cualquier gasto sea el que sea. ¿Y si la cosa va mal qué cobro? Nunca he respondido a esta pregunta, porque… ¡A partir de ahora “la cosa” va a ir bien! ;-) ¿Sí? Sí. ¿Seguro? Ah, bueno, ahora viene el TEMA escabroso que espero saber expresar con claridad… Yo confío en mis posibilidades, en mis recursos, en mis habilidades, mi formación, mi experiencia,… y normalmente hay poco tiempo para poder hacer un sondeo de qué hay aprovechable en la empresa (seguro que hay, pero como me llaman de máxima urgencia… poco tiempo tengo para hacer pruebas)… así que soy yo quien evalúa si puedo o no hacer cambiar la situación de la empresa y si puedo… ¡Por mí, adelante! Y una vez dicho esto… ¡Ahora es cuando surgen dificultades que antes no había! La gerencia de la compañía, más que el personal laboral, empieza a observarte de cerca… para obtener esa información tan valiosa que forma parte de tu maleta de recursos: Contactos profesionales, software, etc., y empiezas a trabajar con una mosca tras de la oreja que no formaba parte del problema de la empresa que encontraste y que ahora se suma a la situación. ¡El consultor no es un formador, así que no cobra por enseñar sino por resolver, y si quieres que a la vez que resuelve te enseñe… eso es “otro trabajo” que por mi parte estoy encantado de desarrollar, pero después que saquemos la empresa adelante, y poniéndole precio a mi trabajo de formador, lo mismo que esa empresa pone precio al suyo! ¡Exprime mis capacidades pero no me exprimas a mí! Esta situación incomoda y hace que trabajes con menos motivación y hasta te resta tiempo de acción el tener que andar explicando a cada rato qué es lo que haces y para qué lo haces y con quién lo haces y bla bla bla… lo que supone que el primer planteamiento de “adelante, yo puedo sacar su empresa del apuro” se complique, y si la empresa quiebra no cobro :-/ Yo siempre advierto que no hago informes, que yo sólo soluciono, y que mis soluciones son efectivas, estables en el tiempo, sin generar problemas colaterales,… lo que vengo denominando “solución-solución”. En otras ocasiones, la empresa se pone en su mente unos plazos o unos hitos a cumplir a modo de evaluación de tu trabajo, pero sin comunicártelo, y un día llegas y te dice que lo sienten mucho pero que tus servicios no parecen que vayan por el camino adecuado y que no sigas. ¡Y ya hablaremos del tema cobro, porque para lo que has hecho! L En ese momento es cuando recuerdas que deberías ser un consultor encorbatado que va con abogado y carpetas llenas de papeles para firmar antes de dar el paso de implicarte al 100% con la empresa en este trabajo “a éxito” que tanto se pide pero que en muchas ocasiones de pide desde esta desconfianza y esta mala arte profesional. ¡Sacarte la empresa de donde está, lo puedo hacer, si no, no acepto el reto y menos a éxito, pero recuerda: No trabajo para ti si mi tiempo, mi dinero, mi credibilidad profesional está en juego, sino para mí, y en ese caso soy yo quien decide qué se hace, cómo se hace, cuándo se hace, quién lo hace,… y soy yo quien toma el mando del barco para que no se hunda! Un servicio de “interim managemen” tiene este detalle que debes conocer y si eres una persona que cuando pide ayuda lo que quieres es que se te trabaje gratis y ya si eso te pago o si no pues te digo que no sigas o que lo siento pero al final esto ha caído del todo y nada… gracias por tu trabajo y adiós, porque como era a éxito… Un servicio de consultoría es un servicio al que debes llegar con humildad, consciente de que con los recursos actuales no se puede, y que el consultor para nada viene a dejarte en mal lugar frente a socios, o al personal, haciéndote quedar como una persona incapaz de llevar la empresa ni cosas así, sino que viene a aportar, a decir qué está mal, y qué está bien y qué hay que cambiar y cómo y cuándo,… y no le preguntes el porqué, ni el para qué,… eso luego, cuando la empresa salga del agujero, si no confías en la persona a la que le pides ayuda, no sigas, porque lo normal será que el asunto acabe mal. Y una vez que la situación se haya salvado, si el servicio de consultoría supone un coste, dalo por bien invertido y no le digas al consultor que hay que ver lo que cobra por 2 gestiones que ha hecho, o por 2 llamadas o por 2 indicaciones a tal persona,… y piensa que si antes estabas con una empresa en crisis y ahora hasta puedes pagar servicios de consultoría… debes alegrarte. En mi caso nadie puede adjetivar mis servicios de “caros”, pero… aún así, hay quienes tienen costumbre de valorar el trabajo de los demás sólo por horas o por sudor, callos o manchas que te salgan, y en nada valoran el trabajo tras una pantalla, con libros, ni lo que cuesta hacer 1.000km en un día para realizar una gestión para que tu empresa salga del problema en 2 días. La ingratitud es uno de los factores que más nos lleva a decidir no implicarnos a éxito en las empresas y exponer de entrada unas condiciones económicas que si no las puedes cumplir… nos haga decir la verdad: Debiste recurrir a nuestro servicio antes, ya… es tarde.
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AutoríaPersonas con más de 15 años de experiencia y formación continuada en el ámbito de la consultoría. Archivos
Mayo 2016
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