Esta frase se está convirtiendo en una de las más oídas en muchos talleres de motivación y desarrollo personal de estos que tanto se están dando para actuar contra la crisis y contra quienes están aprovechando la crisis para reclutar personas descontentas para atacar contra quienes consideran culpables de cualquier contrariedad que les ocurra en sus vidas.
Hay quien prefiere del esfuerzo de atacar contra lo que te saque de tu «zona de confort», personalizándolo, para no atacar contra circunstancias, porque las circunstancias no las podemos cambiar y las personas hay quien cree que sí las podemos cambiar, bien por las buenas bien por la fuerza -o echar del entorno directo si no cambian ni por la fuerza-. Por otro lado hay quien se esfuerza en superar el miedo al cambio y en cambiar y en asumir que la vida edad un continuo, cambio inevitable de por sí, y que no es acertado decir que todo lo que te incomoda es culpa de alguien a quien hasta le pones cara. Estas últimas son las que piensan en que dar un paso adelante es sinónimo de mejorar aun a riesgo de que algo no salga como se desea y haya que estar continuamente reajustando, y las anteriores son quienes piensan que lo mejor es quedarse como se está y eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Podemos reclutar personas de las que no quieren cambiar y que añoran un ideal del siglo XIX, y seguro que en España hay más de 1,5 millones, y podemos reclutar páginas personas que tampoco quieren cambiar y que añoran un ideal de hace unas décadas, y seguro que en España hay unos 11 millones así, pero también podemos agrupar a quienes entienden que cambiar es bueno, y seguro que hay más, por eso, pese a quien pese seguimos y seguiremos cambiando. Es un hecho claro que tanto cambio está causando una ruptura social y económica ¿Entonces, es malo el cambio? No. El cambio no es malo, ni tampoco es bueno, es, simplemente inevitable, y, por tanto, lo bueno es trabajar de forma conjunta, unida, en paz y armonía, para aportar a que cambiemos sin dejar a nadie atrás y con coherencia y con responsabilidad y hablar de lo que podría ser y dejar de hablar de lo que pudo ser, y mirar al pasado para no cometer los mismos errores en el futuro, y dejar de mirar al pasado como ejemplo de cómo quieres que sea el futuro. «Hay que volver a lo natural» suena muy moderno, pero... ¿Volver hasta qué punto? Lo que hay es que cambiar con cordura y no alocadamente, de forma responsable con las personas y el medio ambiente, porque... volver... es imposible. El reloj es el representante del más poderoso de la tierra: El tiempo, el es el que manda, y es cruel, no respeta a nadie, no espera a nadie, nadie le importamos, el tiempo siempre sigue adelante, y podemos tomar dos actitudes: Vivir queriendo evitar eso y ser infelices toda la vida o vivir asumiendo esa regla existente y ser feliz. Podemos ser felices viviendo en constante cambio y eso es además lo más natural posible, porque todo en la naturaleza cambia constantemente y sincronizar nuestra vida con eso es lo mejor que podemos hacer, esa sí me parece una interpretación coherente de la frase de «volver a lo natural», y podemos hacerlo, y podemos actuar con responsabilidad social y unirnos para animar al cambio, animar a quienes dudan de que cambiar es bueno, animar a quien se niega a cambiar y ayudar a quien sus circunstancias les dificultan el coger el paso de los cambios que en cada momento nos toca vivir. ¿Hubieran pensado lo mismo los pensadores del siglo XIX si entonces hubieran tenido Internet? Me parece que no ¿Pensaríamos igual nosotros si no existieran las redes sociales? Me parece que no. Entonces, ¿Tiene lógica rescatar textos de heces siglos, textos fuera del contexto actual, y quererlos entender hoy, y poner en práctica los pensamientos descritos en esos textos? Me parece que no. Nuestra vida es nuestra y es la de ahora y la de mañana, y es injusto e incoherente que nuestra vida sea presa de alguien que ya no está para poder debatir y de quien ni sé siquiera si hoy pensaría igual, porque si en su tiempo fue una persona innovadora que planteaba un cambio en base a un pensamiento evolucionado... bien podría suponerse que hoy también podrían seguir siendo pensadores innovadores que estuvieran redactando textos donde plantearan cambios ¿Y serían cambios hacia atrás? Creo que serían cambios hacia adelante, los que por otro lado son los únicos posibles. Podemos agrupar a las personas según su actitud ante el cambio y podemos sembrar odio a quienes tienen actitudes distintas, pero soy más de sembrar comprensión y responsabilidad y de pedir a quienes disfrutan viviendo en el continuo cambio que se relajen un poco porque no todo el mundo puede seguir ese ritmo aunque quisieran... y de pedir a quienes desean que nada cambie o que si se cambia sea para atrás, que dediquen ese esfuerzo a coger el paso del cambio y a aportar de forma constructiva en vez de aportar de forma destructiva justificando que todo está mal y que la única opción es destrucción total y vuelta a empezar pero ahora con sus formas y a su ritmo, que pongamos interés en llegar y en hacer llegar, porque, como tantas cosas en la vida de una persona, llegar juntos es siempre mucho más placentero, y, ciertamente, podemos.
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AutoríaPersonas con más de 15 años de experiencia y formación continuada en el ámbito de la consultoría. Archivos
Mayo 2016
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